lunes, 3 de septiembre de 2012

Aspirina de vida

Construyendo callos con las manos
recibiste en los brazos a tus nietos,
no te detuviste y seguiste trabajando
sin parar hasta que te hiciste viejo
pagando con el sudor de tu frente
el valor sangrado de toda tu vida
igual que muchísima otra gente.
Siempre luchando, desde el primer día.

Hoy viene joven el político nuevo
sin valor de pedir responsabilidades
al que le antecedió en el puesto
ni al banquero de deudas infames
resbalando en sonrisas y autoestima
a pedirte que tú, anciano, pagues
lo que vale una caja de aspirinas.

Ay! Tu hijo no tiene ni un par de ayes.

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