viernes, 21 de septiembre de 2012

En el baile

Madrugada,
la luna despierta pasiones
con su memoria blanca.
Bailes en la plaza,
besos repetidos toda la noche,
alegría en las sonrisas,
entusiasmo en un amor de verano,
no estar solo.

¡Qué curioso!
Esos fuegos locos
ya la memoria los ha olvidado,
ya las retinas no los miran.
Cara blanca que me habla.

¿Por qué me he acordado?
El domingo,
en el baile,
pasos repetidos agarrados de la mano.
Niñas y niños
bailábamos de día
o en la noche,
cuando no había calabazas,
conque
repetía,
y esperaba si hacía falta.

Resbala la saliva.

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