jueves, 7 de marzo de 2013

Como una diosa pequeña

A la tierra la elegía un griego,
al aire lo prefería otro,
la luz ya es el fruto del sol,
el agua es vida y es todo.

Demiurgos de distintos cielos.

Una brizna de hierba
se enrosca dentro de la tierra
y le bebe su esencia,
la savia por dentro la riega,
con la luz y el aire trabaja
la verde y esbelta planta
sin necesitar más nada.

Una brizna sola se basta.

Nace, crece, vive,
se reproduce mientras existe,
muere.
Y casi no se mueve.


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