jueves, 5 de marzo de 2015

Cuatro puertas

En el hospital donostiarra
una espera sanitaria.
Fue llegar,
sin habernos sentado,
quietos,
mirando en el sitio
antes de esperar
vemos
en un pequeño lío,
esperando,
a otra gente que ya está.
La enfermera con su labia
confirma que son cuatro sitios,
cuatro puertas cerradas
que se abrirán un poquito
para llamar a todos con gracia.

No era una,
las salas eran cuatro
y cuatro eran las puertas,
todas para la anestésica consulta
que parecía tan bien programada
en anciana fecha.

Nosotros, que llegamos minutos antes
de la hora que nos toca
esperamos
atentos a inesperados avatares
escuchando las apalabradas bocas,
antenadas las orejas
a cualquier puerta recién abierta.
Una chica acabada de llegar es llamada,
se cuela hablan las lenguas
después de entrar sin pausa
ante el pecho de la enfermera.
Hay atraso entre la gente sentada
ya cansada.
Protestas.

Yo, que escribo, nada aburrido
mensajeo las palabras
calladito.

En la hora nuestra nos llamaron,
entré con mi madre,
respondimos las pertinentes
tal como eran nuestros deberes
y tan campantes
despacito nos marchamos.
Todo fue elegante.

No descansa el mar
cuando hay marejada
ni en calma,
siempre ha de hacerse notar
al azotar
como al besar.
El cielo
es su cónyuge eterno.

3 comentarios:

Firefox