viernes, 22 de mayo de 2015

Un paseo

Uno, no más,
suficiente para el altar
orillando el mar
y gozar,
pero si los segundos son millar
pasearemos, por ejemplo, una eternidad.

Entre las hojas en el suelo
dos suelas me pasean
mientras dos ojos entretienen mi cerebro
al verlas,
las hojas caídas del cielo. 

Entiéndelo como quieras
pero no te desatornilles la cabeza,
caen del cielo a la tierra.

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