Urbano,
el guardia,
cerca de mi casa
sorprendió al paria
buscando con las manos
en la basura acumulada.
Urbano,
buen guardia,
amenazó al paria
y empujándolo con arte
lo echó ufano
manteniendo el orden en mi calle.
A Urbano,
el guardia,
como él a mí
lo vi.
Con tristeza hizo lo que le mandaban,
pero fue así.
Urbano,
el buen guardia,
y yo,
no hicimos nada
para quitarle
a aquella persona el hambre.
Ni yo.
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