La codicia,
característica exquisita
de los cerebros podridos
de amigos y enemigos,
aliento de vida.
La codicia
reina en un planeta
de personas que no piensan
pero sí pesan,
tanto como la cuenta bancaria
o su libreta.
La codicia,
o el trabajo de mañana
a devolver en montaña
de usura y fatiga.
El trabajo del que trabaja.
Codicia que arruina.
La codicia;
esa es mía,
aquella es mía,
la de mi amiga
también es mía.
Son mías.
La codicia.
La quieres y la buscas
porque no es tuya,
no la necesitas
pero te gusta.
Una no, muchas.
La codicia,
infinita.
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