Empezando a escribir,
siempre empezando
igual que empezamos a vivir
todos los días de cada año
al abrir los ojos y latir.
Vivo.
Por la noche nos iremos a dormir,
que no es lo mismo que morir
aunque sea parecida sombra.
¡Qué idea más rara!
Por un rato dejo de escribir.
Despertamos.
Volví.
Un cierto morir que descansa
en la oreja que reposa sorda
en etérea y blanda almohada.
Escribí palabras acompañadas
y solas.
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