machadianas,
hermosas,
tertulianas de mis venas,
vientres de mi sangre
espesa y roja,
panzas brillantes
de estirada forma
en negro y verde,
damas de mis noches
en sueño penitente,
elevado goce
después de saciarse,
desenclavarme y marcharse.
En estrechos minutos de tiempo discreto
sin momento pequeño para la rima
mi cerebro cansado se olvida y duerme...
Eran mosquitos pero Machado me puede.
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