viernes, 20 de septiembre de 2013

Inteligencio, ese gran desconocido.

Millones de fieros Amos del asfalto
nacidos tan solo para ser vendidos,
ansiados, devorados y consumidos
como ídolos al poder consagrados.

¡Quietos y dormidos tanto tiempo!

Millones de automóviles producidos,
eslabones de cadena argollados
nacidos solo para ser comprados
sin que importe su oneroso destino.

¡Cuánto cuánto importa el dinero!

Millones de vehículos detenidos
trescientos días de tiempo por año,
quietos, solos, glotones de espacio
en tristes aparcamientos aburridos.

¡Solo importó el dinero al venderlos!

Millones de coches ávidos escupidores
que barren con sus ruedas las vías
fagocitadoras de manantiales de vida,
brea que quema de la muerte el nombre.

¡Tanta clorofila, tanto vegetal muerto!

Millones de altivos carros parados
muestra de la ingente inteligencia
que los crea para ser joya quieta
que descansa cual móvil aparcado.

¡Detenidos en caro estacionamiento!

Millones de esfuerzos malgastados
para dejarlos oxidados en el tiempo,
otro uso tendrá míster inteligencio
que buscar para el fruto del trabajo.

¡Ese gran desconocido, Inteligencio!
 
 

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