Corazones.
En las rótulas de los huesos
encajado en el cartílago
el frío
desmenuza los músculos
todos juntos,
y los tendones,
las uñas de los pies
laceran clavadas en la piel
de unos dedos de cristal
que sin sentir el tocar
cortan el respirar
al rozar,
lo qué da igual,
choca la superficie de la mano
al lado, rozando,
la corteza del árbol
que, emperador del silencio,
ha quemado las yemas de los dedos;
el dorso agrietado
rasga las células que se encogen
cuando la palma,
acartonada,
atrapa las uñas de los dedos insensibles,
la sangre oscura e incansable
hierve
roja
escuchando las razones
de un corazón que late indomable,
pacífica bomba
que me hace libre,
también cuando el frío no perdona.
encajado en el cartílago
el frío
desmenuza los músculos
todos juntos,
y los tendones,
laceran clavadas en la piel
de unos dedos de cristal
que sin sentir el tocar
cortan el respirar
al rozar,
lo qué da igual,
al lado, rozando,
la corteza del árbol
que, emperador del silencio,
ha quemado las yemas de los dedos;
el dorso agrietado
rasga las células que se encogen
cuando la palma,
acartonada,
atrapa las uñas de los dedos insensibles,
hierve
roja
escuchando las razones
de un corazón que late indomable,
pacífica bomba
que me hace libre,
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