Cuando las estrellas amanecen
yo despierto,
al anochecer.
Salpica el cielo
luz que casi no se ve
y mi mirada que por él se extiende,
a veces,
se detiene y miro
si el tiempo no entorpece
el negro de luz henchido.
Casi siempre la luna me sonríe
tumbada a izquierda, a derecha,
sencillamente llena,
o callada en ausencias,
mas yo sé que siempre vive.
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