Sesos a la cazuela
en un cerebro que piensa
trabajando con la calavera
mientras las neuronas huelgan,
así es el fiero atleta
constructor de nuestro tiempo
cuando apunta sus ojos
con total desprecio
y con aplomo
a contar moneda a moneda
un dinero, que sin existencia,
vislumbra en el futuro que laboran
las gentes que hormiguean la tierra.
Desprecio a sus conciudadanos,
que no hermanos,
aferrando entre los anillos de las manos
y en las cazuelas de los bolsillos,
en virtuales monedillas,
su futuro trabajo,
el pan de mañana,
el agua que beben,
la vida y el alma,
y los hijos,
y las hijas,
y la muerte.
Desprecio al mar
engalanándolo de plástico,
de barato aceite,
de heces de barco
y de muchas basuras más;
vaciándolo con sus redes
y con sus artes de atraco
de algas y de peces,
y de crustáceos, y de delfines,
y de ballenas y cachalotes,
y de todo lo que vive,
incluso de los tiburones;
que suya es la cazuela,
de los señores.
Desprecio a la tierra,
y a los árboles,
y a los ríos,
y a las lechugas de los pobres
y a la hierba de los ricos,
llenando el silencio de gritos
de hormigón y de asfalto,
y de metales,
y de más plástico,
y de pozos negros,
y de aridez seca
como seca tengo la calavera.
Yo también desprecio
como tú o más
y sabiéndolo
quiero adecentar la casa de mi cerebro
haciendo de la cazuela hogar,
poco a poco cada vez menos holgar
y viviendo
pronto despreciar cero.
Avanzo en el intento.
en un cerebro que piensa
trabajando con la calavera
mientras las neuronas huelgan,
así es el fiero atleta
constructor de nuestro tiempo
cuando apunta sus ojos
con total desprecio
y con aplomo
a contar moneda a moneda
un dinero, que sin existencia,
vislumbra en el futuro que laboran
las gentes que hormiguean la tierra.
que no hermanos,
aferrando entre los anillos de las manos
y en las cazuelas de los bolsillos,
en virtuales monedillas,
su futuro trabajo,
el pan de mañana,
el agua que beben,
la vida y el alma,
y los hijos,
y las hijas,
y la muerte.
engalanándolo de plástico,
de barato aceite,
de heces de barco
y de muchas basuras más;
vaciándolo con sus redes
y con sus artes de atraco
de algas y de peces,
y de crustáceos, y de delfines,
y de ballenas y cachalotes,
y de todo lo que vive,
incluso de los tiburones;
que suya es la cazuela,
de los señores.
y a los árboles,
y a los ríos,
y a las lechugas de los pobres
y a la hierba de los ricos,
llenando el silencio de gritos
de hormigón y de asfalto,
y de metales,
y de más plástico,
y de pozos negros,
y de aridez seca
como seca tengo la calavera.
como tú o más
y sabiéndolo
quiero adecentar la casa de mi cerebro
haciendo de la cazuela hogar,
poco a poco cada vez menos holgar
y viviendo
pronto despreciar cero.
Avanzo en el intento.
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