miércoles, 7 de marzo de 2012

Una mirada


De espinas adornada
se sostiene
en columna tierna y verde,
los colores rojos
acarician la mirada
en infernales tonos,
infinitos,
toda ella
desgarra los sentidos;
huele;
al tocarla,
cual pétalo de seda,
la pasión se desparrama
en tinta encarnada
en las yemas,
acariciadas;
escarlata y amarga;
calla.

La mente estalla.
El cerebro protesta
ante tanta belleza.
Burbujea la sangre
desde el corazón
a las extremidades.
La piel, como al sol,
se viste de rubores.
Las piernas tiemblan.
Y los labios,
de amores,
hablan callados.

El mirar ciega,
una canción de vida
suena,
ausencias plenas,
todos los vacíos se llenan,
mis ojos admiran,
adivinan,
inmensa luz,
pasiones conocidas
que regresan,
flor en seda fina
esculpida,
tú,
contorno de líneas perfectas,
asesina de retinas,
tan hermosa,
niña mía.

Es que en ti veo una rosa.




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