martes, 13 de marzo de 2012

Varias de guerra


El camino de hierba aplastada
por el que se arrastra la guerra
guarda por siempre de la batalla
que el dolor que hiere es la idea.

Humanidad arrasada de miedos
barrida sin piedad de las conciencias
de los que fueron los más fieros
y de los más miserables de la contienda.

Baile ensangrentado de filos
que sajan venas,
corren de sangre no hilos sino ríos
desde adentro hacia afuera.

Juicios confundidos,
planes ejecutados que no se piensan
mientras se clava la punta del cuchillo
en el pezón de una violada presa.

Al atravesar desde el pecho a la espalda
con la puntería clavada en la bala
la carne condenada, sea o no amenaza,
la ideología absurda hierve congelada.

Líneas de vida detenidas.

Cuadriculado es el cerebro,
de un diseño cuadriculado,
que disfruta mientras dibuja
los combates luego ejecutados.

Canciones que atormentan
en un laberinto de sombras
en el interior de la calavera
que apila la gente en hordas.

El diablo mueve su cola disfrutando
mientras un niño muere desangrado
atravesado por una bala pensada
en la mesa alargada del despacho.

Cerebros rotos,
así han de estar
todos, todos, todos
los que piensan en pelear.

Algunos no deberían pensar.


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