Encadenados a la chapuza
se repiten las malas obras
como bestiales mulas
que tiran de la misma forma
sin que en ellas influya
el hacer bien las cosas
y sí clavar afilada pulla
en el esfuerzo de quien venga ahora.
Una y una y una,
una vez y otra
el rencor encona
y con cada obra la cadena engorda.
Burra, burra, burra,
no aprenderás nunca.
Mula, mula, mula,
que se fastidie quien viene ahora
con la misma mala uva.
En una ocasión, una,
llega una persona,
alguien que ayuda,
con calma y buena obra
mientras disfruta
la cadena queda rota,
con la buena obra
adelgaza y se hace nada
el problema que encadenaba.
Tanta cólera y una sonrisa bastaba.
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