el tiempo, esperando, pasa.
En la sala de espera de Osakidetza,
un minuto, y tu tiempo es el que pasa,
sencillamente, te adelantan.
Así funciona lo que mal funciona
y así funciona lo que bien rueda,
en uno no eres lo que más importa,
en el otro, comparando, como la seda.
Está pasando en esta ocasión
como pasó en otra anterior,
y en otra.
También pasó más veces,
casi siempre.
Aún recuerdo aquellos médicos,
como aquellos trenes,
de cuando era pequeño,
entonces todo se retrasaba
y si era privado no importaba,
también lo público mal caminaba.
Aunque las comparaciones sean odiosas
lo escribo mientras espero
después de terminar otras letras
también relatadas como en verso,
lo dejaré escrito para siempre
tal y como quede
aunque ya es esto relleno
esperando la hora en ausencia de veneno.
Porque escribir me divierte
no se eterniza mi tiempo.
Un autobús ya se pierde, ya no llego,
veinticinco minutos tarde
mientras escribo en la tableta
están siendo los culpables.
Releeré corrigiendo desmanes
y pequeñas o grandes faltas.
Espero no escribir nuevas palabras.
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