De estrellas,
de fotones de luz
de galaxias de fuera
de La Tierra,
de La Vía Láctea,
en el norte frío
y en el sur
no distinto,
congelado,
inerte casi sin átomos,
en el este infinito,
en el oeste lleno de negro
y de universo.
Así es.
Voluntad que vive.
Todo edén
lo que, recordado,
ven.
Mías,
gigantes pupilas miran en la distancia
sin ver
nada más que luz blanca
imaginada
en las pestañas de café
quietas y dormidas.
Sueño libre.
Siempre fue,
siempre es,
siempre has de ser.
Vives.
Ignorancia
del que sí ve
casi nada
en el cielo y en el infierno,
tu cara,
bellos ojos
la fragancia
de tu rostro,
dos soles.
Regalan,
las letras de tu nombre
significan libertad
al leer en tu mirada.
¡Hola!
¡Despertad!
Amada.
¡Despertad que no puedo esperar!
Iris de colores,
en los ojos de tu alma
leo tu nombre.
Tú y la libertad
toda
en mi horizonte.
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