África.
Todos los días
una niña,
tres horas son pocas
de camino en polvo y roca
hasta la fuente desde casa.
Ida y vuelta.
Ni se lo piensa
selva adelante
o a través de cualquier meseta
seca y árida.
Muertos de sed y hambre.
En casa, en donde sobra el agua,
a veces la gente se emborracha
cual deporte de la patria,
así acaba la sobremesa en España.
Hay prisa,
las horas sobran
para ir a la peluquería,
es hora de la siesta.
Podría sentir por ello vergüenza
mas no la siento,
sí la siento por no hacer más intentos
para evitar que suceda.
Me comí letras y palabras.
También ideas enteras
reducidas a una que habla de sed
y de que no se ve.
Emborrachado de tanto tiempo
para no hacer nada
a poco que pienso me pierdo.
Como si pensara escribo pensar.
Pensar piensa la niña
en cómo acarrear el agua otro día
sin que se la coma la alimaña
mientras suda las cántaras en la espalda.
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